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¿Qué es el Liderazgo de Cuarta Generación?

La productividad, la calidad y el desarrollo tecnológico fueron, en ese orden, quienes marcaron el espíritu de liderazgo de las generaciones anteriores. 

En la actualidad, el desafío digital nos instiga, como líderes, a centrarnos en el desarrollo humano.

Un/a líder de cuarta generación entiende que no puede trabajar solo/a, que tiene que ser modelo de colaboración, que es importante enfocarse en las fortalezas de su equipo y ser guía hacia un objetivo común. Para ello, debe priorizar el bienestar y el crecimiento personal y profesional de cada uno de sus miembros. 

Esto pone en jaque al tradicional liderazgo de Ordeno y mando, donde la jerarquía y una  estructura piramidal rígida, dificultan que el/la líder se sienta parte del equipo y que el equipo se identifique con su liderazgo, condicionando su buen funcionamiento.

El liderazgo de 4ª generación propone relaciones más horizontales, menos muros, más comunicación directa, atención al factor emocional y de desarrollo humano y, aprender a delegar tareas y toma de decisiones.

Todo ello, en pro de buscar el bienestar individual y grupal en la organización. En definitiva, un liderazgo más humano.

¿Cómo son los anteriores tipos de liderazgo?

Decimos son y no eran, porque todavía existen una gran cantidad de organizaciones que se rigen por el tradicional liderazgo de Ordeno y mando, lo que nos lleva más a una jefatura que a un liderazgo. 

Es importante subrayar que no hablamos de una ciencia exacta, podemos encontrar liderazgos con características predominantes de 3ª Generación con aspectos de 2ª o 4ª. Seguro que al leer las siguientes definiciones te vienen a la mente determinadas organizaciones o personas que podrías ubicar en los diferentes tipos:

Veamos las características principales de cada uno de ellos: 

Liderazgo de Primera Generación

Se basa en el sistema tradicional de tratar al personal casi como máquinas que ejecutan ciertas tareas y son más o menos rentables para la empresa. Se trabajan largas jornadas laborales con la creencia de que más tiempo es igual a más dinero.

Las frases que caracterizan al jefe o Líder de 1ª Generación son:

«Yo soy el jefe y tú el empleado, yo te ordeno y tú ejecutas».
«No te pago para pensar».
«No te he pedido tu opinión».
«Aquí se viene a trabajar y no a hacer amigos».

Es evidente deducir cómo se sienten las personas: son juzgadas cuando no hacen algo bien, no siendo reconocidas por su compromiso y buen hacer diario.

Lo habitual en este tipo de liderazgo es enfocarse en lo negativo, en la carencia y en la crítica destructiva, sin proponer soluciones alternativas para la mejora de la persona ni la organización.

Habitualmente la presencia de este líder en el entorno laboral genera temor y tensión en el ambiente, provoca lo que, desde el Modelo ISSOK, llamamos «estar en modo supervivencia».

La neurociencia ha demostrado que, cuando estamos en este estado de supervivencia, el cuerpo se prepara para la huida, bloqueo o contraataque: el resultado es que nuestra retención de nueva información disminuye hasta un 39% y la nuestra capacidad de respuesta se altera, lo que afecta a la creatividad y la productividad.

Este es un tipo de liderazgo con tendencia a desaparecer: por suerte, las personas y las empresas cada vez somos más conscientes de la importancia de trabajar en un entorno laboral armónico y feliz.

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Liderazgo de Segunda Generación

Este tipo de liderazgo es quizás el más común a día de hoy. Salimos de la vieja jefatura y entramos en organizaciones donde se empieza a tener en cuenta la opinión del trabajador/a, manteniendo, eso sí, el organigrama piramidal rígido, donde el mando superior siempre tendrá la última palabra en la toma de decisiones, a pesar de la opinión y situación del resto del equipo.

Algunas frases que se pueden ubicar en este tipo de liderazgo son:

«Lo siento mucho pero la ley dice esto, no puedo hacer nada».

«Nadie va a mirar por la empresa, solo yo puedo hacerlo».

«Toda la vida se ha hecho así».

«Los empleados ahora tienen demasiados derechos».

En estos equipos, es fácil que surjan los conflictos y como mucho se tratarán de gestionar, probablemente sin extraer el aprendizaje que conlleva el propio conflicto, por lo que seguramente volverá a emerger incluso con más intensidad.

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Liderazgo de Tercera Generación

Las organizaciones con esta cultura de liderazgo dan un salto cualitativo e incluso aparece un cambio de paradigma, donde las personas y el bienestar se ponen en el centro sin dejar de lado la productividad y el crecimiento de la compañía.

Una caricatura sobre este tipo de liderazgo son las startups tecnológicas con organigramas prácticamente horizontales, en las que no existe un horario definido, puedes trabajar desde casa (antes de la pandemia), hacer reuniones mientras juegas al ping-pong (tenis de mesa), tienes masajes incluidos en tu jornada laboral y todo lo que te puedas imaginar.

Un ejemplo del Liderazgo de 3ª Generación lo vemos en la película El becario, de Nancy Meyers, con Robert de Niro.

En estas empresas se trata de automatizar todo lo automatizable para que trabaje la tecnología y las personas se centran más en pensar, crear, diseñar… Aparece la  obsesión por la creatividad.

Además, todas las opiniones son tomadas en cuenta y las decisiones suelen ser consensuadas por todo o gran parte del equipo.

Un/una líder de 3ª Generación potencia que sus colaboradores/as y equipo tengan todo lo que necesitan para ser felices, pensando que, cuanto más felices se sientan, más productivos serán en su puesto de trabajo.

Sin embarbo, lo que ha menudo ha sucedido es que la falta de estructura ha llevado al caos, a cierta anarquía o, más frecuentemente, a que se diluyan las responsabilidades.

Esto tiene un impacto directo tanto en la productividad como, a la larga, en el ambiente laboral y de nuevo, en la aparición de conflictos por falta de claridad.

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Liderazgo de Cuarta Generación

Para llegar hasta aquí ha sido necesaria la evolución de todas las fases anteriores extrayendo los aprendizajes y aspectos positivos de cada una de ellas.

El liderazgo de Cuarta Generación que propone el Modelo ISSOK plantea una mirada orientada hacia el equipo, aprovechando y teniendo en cuenta todas las ventajas que nos brinda la tecnología en esta 4ª Revolución industrial en la que estamos inmersos.

Es sabido que el conflicto es inherente al ser humano. Por eso, desde el Modelo ISSOK, lo vemos como una oportunidad. Mediante la transformación del mismo (no gestión ni resolución) se abrirán oportunidades de aprendizaje, que situarán las relaciones interpersonales en otra dimensión. 

Para la transformación del conflicto, una de las herramientas que utilizamos es la Escalera de Provención (sí, has leído bien Provención con O), una herramienta que nos proporciona la Cultura de Paz y que puedes descubrir con detalle en este artículo.

Habrás escuchado a menudo que somos seres sociales y necesitamos el contacto físico y emocional con otras personas: sobre todo, necesitamos sentir seguridad en el entorno laboral. Esto implica sentir confianza en el líder, así como tener claras nuestras funciones individuales, y conocer nuestro rol y el de nuestros compañeros/as a la perfección.

En el Modelo ISSOK nos apoyamos en los últimos avances de la neurociencia aplicada al neuroliderazgo y los transferimos de forma práctica y sencilla al entorno laboral.

Solo así conseguiremos un crecimiento holístico, es decir, el crecimiento personal y profesional de las personas, unido al crecimiento de la organización, llegando a impactar en la sociedad.

A continuación, te mostramos un listado con 12 características que debe tener un/una líder de 4ª Generación:

12 Características de un Líder de Cuarta Generación

1. Genera y promueve un ambiente armónico y de bienestar en la organización.

2. Reconoce, hace evidente y celebra los progresos individuales y grupales (crecimientos, mejoras, nivel de implicación…) tanto como el logro de los resultados. 

3. Ante la aparición de un conflicto (esté implicado/a o no), extrae los aprendizajes y evita entrar en lo personal.

4. Mantiene la calma, incluso en los momentos de mayor estrés.

5. Ante un error, se mira a sí mismo antes de buscar responsabilidades en los demás.

6. Comprende, acepta y tiene herramientas para gestionar sus propias emociones.

7. Se conoce muy bien a sí mismo/a en situaciones adversas (conflictos, desmotivación, baja energía…) y utiliza técnicas o herramientas para cambiar ese estado.

8. Promueve la autonomía de cada miembro del equipo, transmitiendo seguridad y confianza, independientemente del resultado.

9. Reconoce los momentos en los que puede (o debe) ofrecer, pedir y aceptar la ayuda de los demás.

10. Acepta las críticas constructivas y las aprovecha para mejorar en lo personal y en lo profesional.

11. Conoce profundamente a su equipo inmediato: quiénes son, talentos, necesidades, sueños, miedos, ambiciones, motivaciones, creencias, limitaciones, etc.

12. Un/una Líder de Cuarta Generación es inspiración, es un ejemplo a seguir mediante sus acciones, siendo congruentes en cada ámbito de su vida (amigos, familia, trabajo).

Es importante recordar de nuevo que todo lo compartido hasta aquí son tendencias. Existen empresas en las que predomina cualquiera de los liderazgos anteriores y les va realmente bien; además, no existe una línea concreta que separen los diferentes tipos. Aún así, nos ayuda a hacernos una idea clara sobre cuál es el predominante en cada caso.

Para finalizar, te invitamos a reflexionar y decidir: ¿hacia dónde te quieres dirigir tú, como líder?

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